Convenio 108: el primer gran paso para proteger nuestros datos

Hoy hablamos de leyes y tratados, pero no te me duermas: lo que voy a contarte es bastante curioso. Resulta que, mucho antes de que existiera el RGPD y que nos bombardearan con avisos de cookies, ya había gente en Europa preocupada por qué pasaba con nuestros datos personales.

Y así nació el Convenio 108 del Consejo de Europa, firmado en 1981. Sí, en los ochenta, cuando todavía usábamos disquetes y muchos no teníamos ni idea de lo que era Internet. Aun así, los gobiernos europeos vieron venir que la digitalización y los ordenadores podían poner en peligro algo tan básico como la intimidad.

¿Qué decía este convenio?

Básicamente, establecía una serie de reglas mínimas para todos los países que lo firmaran. Algunas suenan muy actuales:

  • Los datos personales debían recogerse de forma justa y legal.

  • Solo podían usarse con un objetivo claro y legítimo.

  • No se podía guardar más información de la necesaria.

  • Había que mantenerla exacta y actualizada.

  • Y, por supuesto, la seguridad era esencial: nada de dejar datos tirados sin protección.

Además, el convenio ya hablaba de datos “sensibles”: salud, vida sexual, opiniones políticas, creencias religiosas… Todo eso requería todavía más cuidado.

Derechos para las personas

El texto también incluía algo fundamental: que los ciudadanos pudieran acceder a sus propios datos, corregirlos si estaban mal o incluso borrarlos en algunos casos. Lo que hoy llamamos derechos ARCO (acceso, rectificación, cancelación y oposición) ya estaba esbozado ahí.

Para 1981, esto era toda una novedad. Pensemos que en muchos países todavía no había leyes específicas de protección de datos, y este tratado sirvió de modelo.

¿Y qué pasaba con los datos que viajaban?

Otra idea muy avanzada: el convenio regulaba el flujo transfronterizo de datos. Porque claro, si tus datos cruzaban la frontera, ¿qué pasaba? El acuerdo decía que solo podían transferirse a países que ofrecieran un nivel de protección adecuado.

Si esto te suena al RGPD y a las discusiones actuales sobre enviar datos a EE. UU., es porque todo parte de aquí.

¿Por qué sigue siendo importante?

El Convenio 108 fue el primer tratado internacional en este terreno. Con el tiempo, se modernizó (ahora existe el llamado Convenio 108+), pero sigue siendo la base de cómo entendemos la privacidad en Europa y en otros lugares.

En pocas palabras: gracias a que en los ochenta hubo quien pensó que nuestros datos necesitaban protección, hoy tenemos un marco mucho más sólido para defender nuestra privacidad digital.

Conclusión

El Convenio 108 puede sonar a historia vieja, pero en realidad es el origen de todo. Es como el abuelo del RGPD. Sin él, probablemente ahora estaríamos mucho más vendidos frente a empresas y gobiernos que quieren saberlo todo de nosotros.

Así que sí, a veces las normas anticipan problemas antes de que exploten. Y en este caso, fue un acierto de manual.